lunes, 26 de julio de 2010

Atardecer en Islantilla

El sol cae,
y, cansado de su trabajo,
se baña temeroso en el mar.
Una pareja de gaviotas,
guardiaciviles del atardecer,
carne fresca de los foniatras,
avisa a los últmos bañistas:
el día ha muerto,
mañana resucitará.

9 comentarios:

Juanma dijo...

Descanse en paz. Brevemente.

Un abrazo.

El alegre "opinador" dijo...

Hermoso chapuzón solar.
Un abrazo.

Las hojas del roble dijo...

Gracias, chicos. Bienvenido, don Lucena

José María JURADO dijo...

Y yo en la oficina...
Bonito.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Curioso poema, será verdad aquello que pensé una vez de tu poesía.

Me ha gustado Julio.

Las hojas del roble dijo...

Gracias, José María.

Las hojas del roble dijo...

Espero que lo que pensaste fuera bueno, Javier.
Un abrazo

Javier Sánchez Menéndez dijo...

He dicho que me ha gustado.

Vicentico.

América dijo...

Lo bello de este poema es que basta una pequeña introspección(no sé si este es el termino adecuado) para sentir viva cada imagen que se nos dibuja al leerte.

Seguimos de ida y vuelta.