martes, 23 de septiembre de 2014

Parque de María Luisa. Centenario



Hoy , de vuelta al parque, he oído
el susurro de una fuente
de no sé qué nostalgia olvidada, y
he querido repartir en cada glorieta
las nieblas cruzadas de los sueños.
Por los caminos,
veneros de pequeños recuerdos mágicos,
el poeta escribe sobre el silencio,
chicharras y pavos reales.
Me deshago y me regreso,
y pienso, como sin pensar,
que cualquier día de aquellos,
sin verdadero amor,  fue un día perdido.
Como único suelo las hojas,
como único cielo el Gurugú, un joven pasea
con tilde aristocrática y absurda
en el aire versallesco de los jardines.

domingo, 18 de mayo de 2014

Vida en cuatro vientos


VIDA EN CUATRO VIENTOS


OESTE, primavera perfecta y sin certezas
en el parque simétrico de la niñez:
un naranjo y dos azahares prendidos.
El abuelo, desorientado,
se asusta de tanta vida.
Gana la luz, se apaga el aire
y no nos queda más
que empezar la ronda del tiempo.


SUR, verano o juventud:
las tonsuras de los campos
sirven de lecho improvisado
a los amantes,
que sacan simiente
de la semillas incorruptas de su silencio:
besos mojados
y apretar la cintura hasta romperla.


ESTE, otoño que pisa y acaricia
rastros de hojas de roble,
secos de madurez y teñidos
de señas inequívocas del tiempo.
Hoy el cielo está arrugado,
como las manos llenas de lluvia
que luchan por no resbalarse.


NORTE, invierno o aliento amargo de la vejez.
Soñábamos madrugadas entre besos
que el tiempo jamás borrase.
Nuestros cuerpos,
jóvenes y lisos,
se unirían con la turgencia y la humedad
de un trozo de fruta fresca.
Ahora bebemos copas con secos besos de frío,
y  tenemos la inevitable manía
de apartar la vista del reloj.

jueves, 30 de enero de 2014

El día en que JMJ se tornó antipoeta

¡Salve, vieja guardia de Corps
con caballos de plastilina!
Entre la pluma y la espada,
el silencio alquilado;
entre el silencio y el suelo,
las sucias cuadras italianas.
Como lacayo, Gerión
(por aquello de sus dos cabezas)
y como mamporrero, Dante,
nuestra tropa avanza
en soledad hacia el Tártaro:
La Serenísima quedó atrás.
El Gran Canal, lleno de grafitis submarinos
y lágrimas de látex,
nos despide llorando.
No tenemos pasta para el Vaporetto.