¡Salve, vieja guardia de Corps
con caballos de plastilina!
Entre la pluma y la espada,
el silencio alquilado;
entre el silencio y el suelo,
las sucias cuadras italianas.
Como lacayo, Gerión
(por aquello de sus dos cabezas)
y como mamporrero, Dante,
nuestra tropa avanza
en soledad hacia el Tártaro:
La Serenísima quedó atrás.
El Gran Canal, lleno de grafitis submarinos
y lágrimas de látex,
nos despide llorando.
No tenemos pasta para el Vaporetto.
Extraños compañeros hacen las circunstancias: el botillo y "Laurus"
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Estuvieron hace unas semanas varios amigos a comer que me surtieron de bon
vino, quesos, judías blancas y... tachan, botillo y chorizos leoneses.
Lo de...
Hace 1 día