Hoy os habéis confirmado. Ya como adultos habéis decidido continuar profesando la fe de vuestros, de nuestros mayores. Y yo he estado allí acompañándoos; no podía ser de otra manera. Me he colocado en un plano discreto: aunque sea el director, no quiero notoriedad ni protagonismo, es vuestra fiesta de ingreso responsable en la comunidad cristiana.
Allí estabais todos: María, Joaquín y Quino cantando, Javi paseando su elegancia trianera; Paula, que se fue del colegio- pero el colegio es suyo y ella del colegio- sonriéndome, cariñosa como siempre y provocando mi cariño, Clara recuperándose de la rodilla desde un andamio...En fin, todos...
La santa misa terminó con el canto y oración a Madre María; Ella es la dueña de nuestras vidas.
Gracias, chicos. Muchas gracias por hacerme sentir tan feliz.