Aquí donde me veis, siempre he sido un conquistador, un enamoradizo y un ligoncete de playa...hasta que me encerraron en la suave cárcel de amor en la que aún me hallo hoy.
De niño, quizás por el ambiente de mi casa, yo pensaba que las mujeres no habían sido adornadas con el don de expeler gases: recuerdo que tanto en la EGB como en el Bachillerato los chicos pugnábamos por ver quién se rajaba más fuerte, y en ello iba, en parte, nuestra virilidad. Sin embargo, nunca oí peerse a nadie del dulce sexo.
En mi juventud me dediqué, entre otras cosas, a correr fondo. Me entrenaba por aquel entonces en el antiguo polideportivo de Chapina, hoy convertido en cauce del Guadalquivir. Recuerdo que en aquella época me gustaba una chica, cuyo nombre no desvelaré porque yo soy un caballero.
Salíamos a calentar por los recovecos térreos del polideportivo y yo solía ponerme detrás de la interfecta, y así, con la visión de aquel culete divino,calentaba más y mejor.
En una ocasión, mi amiga no se percató de que tres de los atletas íbamos corriendo tras ella, y, a la vuelta de un repecho que había junto al polideportivo, vació sus intestinos (en lo que a materia gaseosa se refiere) con tal ánimo y fruición que mis amigos y yo caímos rendidos a sus plantas, auténticamente descojonados. Ella se dio cuenta; yo, por mi parte, deje de amarla...
De niño, quizás por el ambiente de mi casa, yo pensaba que las mujeres no habían sido adornadas con el don de expeler gases: recuerdo que tanto en la EGB como en el Bachillerato los chicos pugnábamos por ver quién se rajaba más fuerte, y en ello iba, en parte, nuestra virilidad. Sin embargo, nunca oí peerse a nadie del dulce sexo.
En mi juventud me dediqué, entre otras cosas, a correr fondo. Me entrenaba por aquel entonces en el antiguo polideportivo de Chapina, hoy convertido en cauce del Guadalquivir. Recuerdo que en aquella época me gustaba una chica, cuyo nombre no desvelaré porque yo soy un caballero.
Salíamos a calentar por los recovecos térreos del polideportivo y yo solía ponerme detrás de la interfecta, y así, con la visión de aquel culete divino,calentaba más y mejor.
En una ocasión, mi amiga no se percató de que tres de los atletas íbamos corriendo tras ella, y, a la vuelta de un repecho que había junto al polideportivo, vació sus intestinos (en lo que a materia gaseosa se refiere) con tal ánimo y fruición que mis amigos y yo caímos rendidos a sus plantas, auténticamente descojonados. Ella se dio cuenta; yo, por mi parte, deje de amarla...
14 comentarios:
Total Julio, que esa pobre mujer en aquel peo alcanzó su desdicha y se defenestro enel más lugubre de los recuerdos de un carrerista.
¿Tan grande fue el peo, joé?
Saludos
No te lo puedes ni imaginar...con trueno,requetetrueno y trompa...
No esperaba esto de usted,pero reconozco que lo ha expresado de una manera delicadísima...como no podía ser de otra.He recordado a algún amigo y aquella esquela de "Por no tirame un peo aquí me veo".Versos.
Siempre nos queda la esperanza de que las princesas de los cuentos no se ventosean. Por lo demás, recuerdo que en mi encuesta sobre si era conveniente tirarse o no los peos en pareja, las mujeres no eran partidarias y los hombres sí. Yo creo que esta anécdota me gusta porque toca un asunto que nos ha pasado a todos: la mujer es adorable y por tanto no hay en ella nada de bestial y vulgar. Un abrazo, amigo.
Los gases de las mujeres huelen a rosas.
" no ta enterao ya, Julio,
si lleva más de diez años casao!
Un abrazo.
Te pareces a Joyce, habla con Fernando Moral...
Jeje, sí José María, llevamos una semanita de mujeres demasiado humanas, como esta Nora de Julio. La verdad, las prefiero más divinas.
Un abrazo.
Usted es elegante hasta para mirarle el culo a una dama.
Al final va a ser todo culpa del calentamiento global. Que a todos y todas engloba, vaya.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
Así que el amor es cosa de un peíllo de más o de menos. La verdad que no hay nada más prosaico que un buen peo. Yo siempre me he prestado a concursos (entre hombres, por supuesto).
Un abrazo.
Querido amigo...Sin duda te gustaba pero no la querías...
Un abrazo de ida y vuelta jajaja.
Me temo que hay aspectos en los que es mejor no pensar, y cosas que jamás se deben compartir.
Cuando me dice alguien que todo lo "comparte" con su mujer o marido me digo "qué lástima, la de atractivo que han debido ir perdiendo el uno para el otro"
Se ve que era un amor de los que se lleva un "viento".
Saludos.
Julillo, mira que te gusta lo escatológico.
Un abrazo alejado, por si acaso...
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