martes, 12 de octubre de 2010

Oferentes de empleo

La conspicua e irisada obsesión de nuestros mandatarios, elegidos por la mayoría- atención, falacia democrática: la mayoría nunca se equivoca- para ser garantes de lo políticamente correcto, ha arrojado nuevos e inesperados frutos: el señor Griñán nos sugiere que los demandantes de empleo se llamen ahora oferentes.
No hay cosa peor en el mundo que estar mal aconsejado: el nuevo palabro, documentado por el CORDE (corpus diacrónico del español) en el Tratado del divino sacrificio de la misa, de Fray Juan de los Ángeles (1604), lleva aparejada una serie de valores que, creo, no son los que se pretende transmitir. Cualquiera con un poco de conocimiento del idioma sabe que la palabrita connota ciertos valores rituales, ya sean referidos a lo religioso, ya a las prácticas cercanas al aquelarre...
En cualquier caso, lo que le faltaba a un parado es tener que rezarle o rendirse a las plantas de Zapatero, Corbacho o Griñán, santos varones donde los haya...

22 comentarios:

Capitán dijo...

Pues en esta ocasión creo que Griñán acierta, en esta España nuestra o el parado reza mucho o no lo salva nadie.

Las hojas del roble dijo...

Acerada intervención, como corresponde a vuestra inteligencia, Capitán.

Las hojas del roble dijo...

Me alegra que le guste, don José María

Juan Antonio González Romano dijo...

Pero vamos a ver, ¿oferente no es el que ofrece algo? ¿No debería ser, en todo caso, el empleador el oferente?
Fíjate, esta misma mañana, en la retransmisión de los actos en honor de la Virgen del Pilar, en Zaragoza, la periodista hablaba de los "oferentes" que llevaban sus flores a la Pilarica...
Un abrazo.

Las hojas del roble dijo...

A la Patrona. Felicidades, Juan

Fernando Moral dijo...

Pues claro, Griñán quiere decir oferentes del trasero propio.

Un abrazo.

Las hojas del roble dijo...

Muy bueno, Fer

José Miguel Ridao dijo...

En el mercado del trabajo, los oferentes son los que ofertan la fuerza laboral; es decir, los trabajadores, y los demandantes los empresarios. El Sr. Griñán se ha ajustado, pues, a la ortodoxia económica. Se trata del mercado de trabajo, no de puestos de trabajo.

Dicho esto, me cago en los muertos de Zapatero, Corbacho y, por añadidura, de Griñán.

Las hojas del roble dijo...

Hocicaré, pues, a la ortodoxia del tecnicismo, oh Ridao.

Un abrazo

Alejandro Muñoz dijo...

A lo mejor la han escogido por eso, por lo que tendrá esa búsqueda de ritual, o de aquelarre.

Las hojas del roble dijo...

Joé, Ale...

Unknown dijo...

" Zu puta maaaaaaa" pa er Griñan


He dicho,


sin comentario.

¡ coño! dejar de hablar, de escribir sobre estos niñatos de mierdaaaaa.

Un abrazo

Las hojas del roble dijo...

Un abrazo, Ramón

Jesús Cotta Lobato dijo...

Si seguimos así, a los políticos habría que llamarlos oferentes de sensatez.

Las hojas del roble dijo...

La inteligencia, Dios, la inteligencia...
Un abrazo, Cotta

Juanma dijo...

Ajustado al coment del profe y pareciéndome justo el de Ridao, te copio y pego, en primicia, mi columna de hoy en Protagonistas Sevilla de Punto Radio...

"¿Sabes, Sevilla?
Qué torpes hemos estado durante estos años, qué fácil era todo y, sin embargo, en qué enredos nos hemos ido metiendo sólo por nuestra falta de pericia, de inteligencia, acaso de vocabulario. Menos mal, Sevilla mía, mi querida amante, que quien gobierna la Comunidad de la que tú eres capital provincia ha conseguido, por fin, dar con la clave, usar con maestría la llave que ha permitido abrir un candado que se nos estaba oxidando.
Don José Antonio Griñán ha acabado con el paro. Sí, así tal cual, como suena en tus oídos, Sevilla incrédula y empecinada. Ya no hay un millón de parados en Andalucía, fin del drama. Desde ahora, por obra y gracia de quien no parece que sea Espíritu ni quizá tampoco Santo, pero que hace méritos para conseguir ambas titulaciones, el millón de andaluces que andaban buscando trabajo han dejado de hacerlo. Ahora, Sevilla guapa, Sevilla siempre a merced de monipodios, esas personas han mudado su ocupación. Ya no buscan trabajo, lo ofrecen. Ya no se llaman, por tanto, parados o desempleados, sino oferentes de empleo.
El lenguaje siempre ha sido un buen amigo, un viejo aliado. Nos bastaba acudir a él para superar la peor consecuencia de la crisis que venimos sufriendo: familias enteras, hombres y mujeres sin trabajo. Ofrezco trabajo, de eso se trataba. Y nosotros sufriendo por no tenerlo o porque se esfumara el que más o menos podíamos mantener. La deuda con el Presidente de la Junta será impagable desde el día de hoy. Ni siquiera bastará que le concedamos página de oro en el tomo que, para el siglo XXI, algún día se escribirá sobre la Historia de la Economía en Andalucía. No será suficiente cambiar por el suyo el nombre de la calle principal de cada pueblo o, por ejemplo, llenar con efigies que lo rememoren para siempre todas las plazas en las que, hasta hace nada, hasta hace sólo unas horas, se sentaban a ver cómo pasa la vida un millón de personas que estaban en paro. La deuda, Sevilla buena y pagadora, es impagable.
Sin embargo, algo se me escapa en esta nueva denominación de los ya no-parados. Imagino a un hombre (sí, también a una mujer) entrando en una empresa y diciendo buenos días, ofrezco trabajo, y la imagen se me queda corta, le falta algo, una pregunta. El no-parado debería añadir algo así como ¿alguien se ofrece, también, a dármelo? ¿el señor director tendría la amabilidad de ser como yo, otro oferente?
"

Un fuerte abrazo.

Juanma dijo...

Por cierto, una duda: la frase "el millón de andaluces que andaban buscando trabajo han dejado de hacerlo...", ¿debería ser: "el millón de andaluces que andaba buscando trabajo ha dejado de hacerlo..."? (¿con los verbos en singular?...le enviaré correo al profe para que me saque de la duda quien primero lo lea).

Alonso CM dijo...

La RAE tendría que regalarte una escopeta, cimitarra o misil tierra-aire por tu defensa de la palabra. ¡Qué menos!

Un abrazo

Juan Carlos Garrido dijo...

Segun el DRAEL:
Del lat. offerens, -entis, p. a. de offerre, ofrecer.
1. adj. Que ofrece. Ú. m. c. s.

A mi esto me recuerda a "1984 (qué lástima que haya que especificar) donde se le daba a las instituciones oficiales el nombre contrario a la función que desempeñaban y, así, el ministerio de la guerra se denominaba ministerio de la paz (o Minipax), etc.

Saludos.

América dijo...

No solo es muy malo estar mal asesorado,pocos se atreven a decir lo que piensan para no contrariar,la soledad del que obstenta una cuota de poder en un momento determinado lo aleja de la realidad.

Abrazos de ida y vuelta.

May dijo...

Y digo yo, aunque a veces nos surja la duda, que el parado al que se refiere el presidente, ofrece al empresario el producto de lo que realiza con sus manos, con la cabeza, con lo que sea. Cosas más extrañas hemos oído y visto. Pues eso, que intercambia un bien, con un valor determinado por dinero. El simil con la Pilarica, es bueno, pues allá que van los que ofrecen flores a cambio de una gracia.

Las hojas del roble dijo...

Bienvenida, May. Besos mil