martes, 29 de diciembre de 2009

Don José Eusebio de Triana.

Dicen las malas lengua que Alonso Quijano perdió la cordura de tanto leer, y nos lo creemos: al fin y al cabo, nos lo cuenta Cervantes . Pero la Literatura ( así, con mayúsculas) no ha reparado nunca en otros personajes que bien merecen nuestro recuerdo .
José Eusebio Higuerón Vargas nació en 1916 en la cava de los calés, en Triana. Desde su más tierna infancia (llamarla tierna es pura licencia literaria, ya que malvivió en las pésimas condiciones que su entorno le brindaba) mostró especial inclinación por la escritura y se dedicó frenéticamente a componer hermosos poemas que los gitanos luego cantaban en los días de fiesta. Tal fue su frenesí , que llegó a contraer diversas enfermedades mentales relacionadas con el ansia creativa, y media docena de trastornos obsesivo compulsivos.
En los inicios de la Guerra Civil, su familia se muda al barrio de San Julián, en pleno Moscú sevillano, lugar en el que nuestro amigo disfrutará componiendo odas, canciones y algunos opúsculos de carácter panfletario que hacían las delicias del respetable (que no respetado) sector proletario.

Somos el pueblo que grita
a los cabrones fascistas.

Una buena tarde, José Eusebio fue a dar un paseo por El Altozano (la vista del padre Guadalquivir era una de sus fuentes habituales de inspiración) y allí, mardito sea er destino, la bala perdida de un miliciano le reventó el corazón, su pequeño corazón de poeta loco y mal alimentado. En su pantalón, un papel manchado de sangre.

Mama:
Que yo no quiero morir;
más miedo me da la muerte
que las penas del vivir.


28 comentarios:

Capitán dijo...

El miedo hecho arte, algo poc común.

Un abrazo amigo.

Madison dijo...

Todo un descubrimiento para mi, hasta ahora no había escuchado nunca el nombre de Eusebio de Triana.
Gracias

Juanma dijo...

También lo descubro yo, seguro que era un gran hombre: loco y real, como la vida misma.

Un fuerte abrazo.

Las hojas del roble dijo...

Miedo y mucho, Capitán.

Las hojas del roble dijo...

Nunca es tarde, Madison ¿eres de Sevilla?

Las hojas del roble dijo...

Como la vida misma, Juanma.
Un abrazo.

Madison dijo...

Que va, vivo en Barcelona

Las hojas del roble dijo...

Bueno, una sevilana puede nacer donde quiera...

Madison dijo...

jajajajaja
Tambien es verdad, que tengo mucha sangre andaluza

Las hojas del roble dijo...

Perdona, pero no sé cuál de los miembros del euipo Madison eres...

Madison dijo...

No entiendo...¿a qué te refieres?

Las hojas del roble dijo...

Es que en el perfil del blog aparecéis diversos autores

Madison dijo...

Ahh vale, vale, te refieres a mi blog.
Estaba despistada. Es una larga historia lo del blog, nunca imaginé participar en ninguno y menos aún tener uno.
En definitiva, lo que se escribe, solo lo hago yo, menos cuando en alguna ocasión veo algo que me gusta en un foro de literatura que
participo y lo cuelgo, en ese caso pongo el nombre de quién lo haya escrito.

Las hojas del roble dijo...

Gracias, Madi. Aclarado

América dijo...

Un texto maravilloso!Honor al poeta y a ese espíritu creativo que es un don.
Descubrimiento para mi también,mardito sea er destino...Se los lleva así.

Un abrazo de ida y vuelta esperando el 2010.

Madison dijo...

De nada, un placer.

José Miguel Ridao dijo...

Magnífico estreno apcfero. Esto promete...

Las hojas del roble dijo...

Me alegra que te guste, y feliz año nuevo
Un abrazo de ida y vuelta, América

Las hojas del roble dijo...

Gracias por la confianza depositada en mí, Ridao.
Un secreto: es el cinqui (apcf)

José Miguel Ridao dijo...

¿Dónde están los otros cuatri?

Alejandro Muñoz dijo...

Quítome el sombrero, Roble.

Para mí, Jose Eusebio, es real como la vida misma desde que atraviesa a este lado.

Recordaba a los cuatro, pero éste... es de maestro.

Ayer te equivocaste. El artista eres tú, amigo.

Con permiso:
Pincha en la tiquta, José Miguel, que el Potros parece haberte pasado factura.

Rafa Parra Soler dijo...

¡Hola, Julio! Me ha encantado tu entrada. No sé si la cosa irá por los mismos derroteros, pero me recuerda mucho a los apócrifos de Juan Antonio.

Saludos

Las hojas del roble dijo...

Gracias por tu generosidad, Ale.
En realidad son personajes que sí existieron aunque parezcan de novela...

Ay, Ridao...

Las hojas del roble dijo...

GRacias, Rafa. Como acabo de comentar a Ale, su nauraleza es diferente.

Juan Carlos Garrido dijo...

Hubiese jurado que se trataba de una biografía apócrifa.

Un abrazo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Pues a mí me parece tan, tan real, que es como un apócrifo. De esos que merecen la pena recordar, sea cual sea nu naturaleza verdadera.
Un abrazo, Julio.

Las hojas del roble dijo...

Gracias, Juan Carlos: los prismas de la verdad.

Las hojas del roble dijo...

Gracias, Juanito...Ya hemos hablado.