martes, 18 de noviembre de 2008

Hace una semana


Hace una semana que no me asomo a la ventana del portátil para contarle al mundo, o quizás a mí mismo las cosas que me gustaría contar o que me gustaría callar, las que ofrezco a los demás y las que me guardo, porque, como dijo el poeta, tengo en mi alma un almario lleno de ropa vieja, o quizás de ilusiones renovadas. Y un día, como el que no quiere la cosa, ocurre algo insustancial, nimio e irrelevante que me hace rebuscar en los viejos bolsillos de la conciencia esa llave oxidada que todos llevamos oculta aunque no lo sepamos.

5 comentarios:

Juan Antonio Glez. Romano dijo...

Pues que encuentres más a menudo esa llave, Julete, que es un placer leerte.

Julio dijo...

Gracias por tu comentario, guapo.

Fernando Moral dijo...

¿Placer? ¿Guapo? Esto...

Miradme al menos dijo...

Una entrada preciosa, Julio.
El problema es que hay pocas llaves y muchos cerrajeros, valga la metáfora tan pedestre.
U

Julio dijo...

Ojalá rompan de una vez mi cinturón de castidad (hablando más metafóricamente que nunca) dichos cerrajeros.