Esta mañana, en el colegio, estábamos ordenando el Departamento de Lengua mi compañero Juan Antonio y yo. Entre muchos papeles, aparecieron unos poemas que le regalé hace muchos, muchos años. Uno de ellos lo escribí, recuerdo, cuando me enteré del fallecimiento de Carmela, mi tata.
Son palabras muy sentidas, salidas del recuerdo de un niño que tuvo que vivir sus primeros años en un pueblo de Cádiz , en el instituto cuya directora era su madre.
A aquella señora que me cuidó y frenó mi innato nerviosismo le vuelvo a dedicar estas letras, desde lo más profundo del alma.
Son palabras muy sentidas, salidas del recuerdo de un niño que tuvo que vivir sus primeros años en un pueblo de Cádiz , en el instituto cuya directora era su madre.
A aquella señora que me cuidó y frenó mi innato nerviosismo le vuelvo a dedicar estas letras, desde lo más profundo del alma.
Mi infancia, memorias
de un patio reseco de pueblo,
de un niño jugando, de una cerca
en la que matábamos el tiempo ( qué ilusos).
De una vía abandonada
por la que nunca quiso
pasar ningún tren.
De la vieja Carmela,
que en su sabiduría popular
me enseñó a no dar palos de ciego,
a sonreír sin orgullo, a llamar al perro galgo,
a comerme la pena,
a lavarme el cuerpo cada mañana
y el alma cada noche.
Cuando me despedí de ella,
se me rompió un trozo del pecho,
y lloré, y crecí, y la capital me llamó,
serena pero autoritaria, cargada de ansiedades,
estrés, pena y melancolía.
Y en la ventana de aquel viejo instituto
Carmela seguía sonriendo,
aquella vieja con corazón de niña...
Su marido se lo llevó una bala
Aún lloro su ausencia.
24 comentarios:
Bellos y sentidos versos a Carmela.
Viva Cádiz, no hay otro igual.
Precioso Julio, con mucho sentimiento. ¿Cuantas Carmelas harían falta para los niños de hoy?
Que suerte la tuya.
Es maravillo leer la semblanza de un profundo amor ,incondicional y puro.
Me ha emocionado leerlo,hay personas tan importantes en nuestra infancia,figuras cuya ascendencia marcan nuestro carácter,un homenaje que no conoce el olvido.
Me ha encantado el poema, Julio, es muy emocionante. Se nota que lo sientes muy hondo, y no me exraña.
Sí, querido Julio, esa es la palabra: emocionante. Y muy sincero. Y muy bello poema. Me encanta lo de "comerme la pena". Hay sentimientos que nunca caducan, es imposible que llegue esa caducidad.
Un abrazo.
Yo la quise mucho, Javier. En cuanto a lo de Cádiz, lo firmo. Yo no nací allí, pero el povito si fue de esa hermosa tierra.
Nunca conocerá el olvido, América. Ayer, cuando mi compañero me devolvió el poema, lloré sin pudor, como un niño.
Sí que fue una suerte, Alejandro. La recuerdo con todo el cariño, y como ella seguro que ya no las hay.
Gracias, Ridao. Sí que lo siento hondo: hay personas que nos marcan.
La caducidad para los yogures, nunca para los sentimientos Juanma. Me alegra verte de nuevo por aquí y muchas gracias.
Julio, povito o polvito?
Joé, Julio, qué me vas a matar. Se me ha hecho una bola en la garganta que no veas.
El poema es precioso, con unas imágenes para mí muy cercanas, hasta el punto de que pensaba que era yo quien hablaba.
Sobresaliente.
Lo de povito era para darle un toque más tierno, Javier...
Gracias, Miradme. No me digas esas cosas que se multiplica mi emoción.
"A lavarme el cuerpo cada mañana y el alma cada noche" Casi ná...
Gracias por compartir algo tan íntimo. Besos.
Gracias a ti por dejar que lo comparta. Besos a ti, Terita
Hermosos versos , Carmela estará feliz de tal homenaje y abraza su alma , porque ella vive en su corazón Julio san .Me emocionó leer su confesión : lloré ...
Feliz fin de semana .
Yuriko
Hermosos versos , Carmela estará feliz de tal homenaje y abraza su alma , porque ella vive en su corazón Julio san .Me emocionó leer su confesión : lloré ...
Feliz fin de semana .
Yuriko
Uhyyy ...me sale dos veces el mismo mensaje ... Disculpe ,por favor .
Yuriko
Querida Yuriko:
Efectivamente, vive en mi corazón. Gracias por tus palabras, amiga.
Las tatas son inolvidables, precioso poema por todo, por la forma y por el fondo. Me ha emocionado.
Muchísimas gracias, Aurora, y bienvenida a mi rincón: estás en tu casa.
Precioso, Julio. Al final, va a resultar que eres un poeta, por mucho que te lo hayas querido negar durante tanto tiempo...
Un abrazo.
Gracias, Juan:
Ya me gustaría, ya, pero tú sabes...
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