Los números siempre han sabido atrapar a los maniáticos. Curiosamente, hasta a los grandes hombres de letras.
Mi amigo Luis Máximo Angostal es un eminente periodista que ha trabajado en tabloides de prestigio y grandes cadenas de radio. Aparentemente es un tipo equilibrado, sensato y todo eso, pero, cuando se le conoce bien, se sabe de su obsesión por las series numéricas. Pongamos algunos curiosos ejemplos:
- Se está sirviendo aceitunas de una garrafa a un plato. Hace juegos malabares para que el número de olivas salga par, y hasta que no lo consigue va haciendo bailar las viandas desde la garrafa al plato y viceversa
- Repite sin cesar la serie un, dos, tres, cuatro, cuatro, tres, dos, uno. Sobre todo, cuando se encuentra en alguna situación tensa de esas que nos depara la vida. Se siente relajado si no se le cuela ningún número...
- En el cajón de los calzoncillos tiene que lograr la disposición simétrica de las piezas textiles a derecha e izquierda en números pares. En alguna ocasión ha llegado a coger gallumbos de la cesta de la ropa sucia con tal de lograr su fin. Su señora afirma que la habitación huele raro...
En fin, que los números son su perdición...Para eso es de letras, al fin y al cabo.
En fin, que los números son su perdición...Para eso es de letras, al fin y al cabo.
1 comentario:
Tiene fácil arreglo. Que se calce dos gallumbos. Así quedarán bien realzados la unidad y los pares.
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