Este es Cristo, el hijo de Dios, en eterno camino hacia el Calvario y dejando en cada estación una lágrima de su pueblo o una saeta que hiere el aire a su paso. Dios es amor y Pasión es Jesús: siempre he creído que el Señor de Pasión es el auténtico rostro de Dios, precisamente por ser tan Jesús, tan humano (a veces me parece que habla o respira). Me conmueve su dolor contenido, sin patetismo innecesario.
Desde las primeras aguas, que recibí en tu pila, siempre me he sentido acompañado por ti, Padre.
Imágenes artísticas del fotógrafo y escritor Ramón Simón en su magnífico blog Sombras pequeñas
2 comentarios:
Sic,
un abrazo.
Así es amigo así es.
Un abrazo de ida y vuelta.
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