Cuando la misteriosa mujer me observó desde el blog de J. , me provocó un desasosiego del que, según comentaba, no he podido curarme todavía; algo así me pasaba cuando era adolescente. A veces me cruzaba con alguna chica por la calle y, como por arte de magia, llegaba a considerar que era la mujer de mi vida y caía rendido en sus brazos (o, al menos, eso es lo que me hubiera gustado, porque habitualmente no volvía a verla o cuando la veía ya no me gustaba).
Como decía en el título, creo que he vuelto a verla en una situación que por grotesca parece increíble o alejada de todo lirismo: había yo ido a cumplir con las obligaciones propias de mi sexo y realizar mi sabatina compra en Mercadona, cuando la naturaleza me llamó y necesitaba devolverle lo que aquella en forma líquida me había regalado. Yo, como soy persona obediente con los dictados más animales de mi ser, me dirigí al closed y comencé la faena. Cuando más deslagrimado me hallaba, alguien empujó la puerta suavemente...Allí estaba ella pidiendo perdón, azorada por mi desagradable circunstancia mingitoria.
__De nada-le dije algo descompuesto por la situación. Pero ella no me contestó y yo, por tener fuera lo mío, no podía volverme con la rapidez que la situación amatoria requería.
Salí decidido a buscarla, a hablar con mi vojeur particular, pero no la encontré. Recorrí el supermercado de cabo a rabo (con perdón), miré en el aparcamiento, en las cajas, entre los corrillos de la pescadería, pero nada...
Como decía en el título, creo que he vuelto a verla en una situación que por grotesca parece increíble o alejada de todo lirismo: había yo ido a cumplir con las obligaciones propias de mi sexo y realizar mi sabatina compra en Mercadona, cuando la naturaleza me llamó y necesitaba devolverle lo que aquella en forma líquida me había regalado. Yo, como soy persona obediente con los dictados más animales de mi ser, me dirigí al closed y comencé la faena. Cuando más deslagrimado me hallaba, alguien empujó la puerta suavemente...Allí estaba ella pidiendo perdón, azorada por mi desagradable circunstancia mingitoria.
__De nada-le dije algo descompuesto por la situación. Pero ella no me contestó y yo, por tener fuera lo mío, no podía volverme con la rapidez que la situación amatoria requería.
Salí decidido a buscarla, a hablar con mi vojeur particular, pero no la encontré. Recorrí el supermercado de cabo a rabo (con perdón), miré en el aparcamiento, en las cajas, entre los corrillos de la pescadería, pero nada...
6 comentarios:
Caramba con el Mercadona, cómo está últimamente...
A lo mejor era otro sitio, Octavio...no lo sé...
Pero ha vuelto. Algo quiere, luego volverá a aparecer. Probablemente ha querido decirte que un Mercadona no es el lugar más apropiado. Si acaso fue allí. Lo de "deslagrimado" me ha dejado tocado, literariamente tocado. Me desconcierta pensar que, si allí estuvo, a lo mejor allí quería seguir. Estaré expectante a lo que esté por venir.
(por otra parte, querido Julio, he quitado la foto de mi hijo por buenas razones. Créeme. El mensaje que he puesto a cambio no es más que una chorrada. No pretendo tener un blog "intelectual" y, por supuesto, nada podrá sustituir la foto que había. Por eso no habrá otra).
Un abrazo, querido amigo. Sigue contándonos.
Querido Juanma:
Lo de deslagrimado era por las ganitas...
Constato con esta entrada algo que ya sabía, que entre nuestras obligaciones varolines está hacer la compra, mayormente en el Mercadona. La novedad es que ahora ellas se nos cuelan en el servicio. ¡Tiempos aquellos en que las espiábamos por un agujerito! ¡Dónde vamos a llegar!
Un saludo.
Efectivamente, Ridao, el mundo ha cambiado... ¿para bien?
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