jueves, 22 de enero de 2009

Antipoema

Levantarse cualquier mañana
es un acto cotidiano y a la vez épico
de generosidad con uno mismo.
El primer cigarillo, el café recalentado
y la ducha vivificante,
nos devuelven a la nada
real de nuestra vida.
Elegir pantalón, camisa y zapatos
(adecuados, por supuesto)
se conviete en un rito
de onanismo visual.
Mientras tanto, y como siempre,
ella nos observa
al otro lado del espejo...sin pudor.

1 comentario:

Jesús Cotta Lobato dijo...

Recuerdo este poema y que me impresionó el final. Felicidades a Julio. Y a Alejandro por recordárnoslo.