Quisiera volver a aquella
pureza mística de la infancia;
lágrimas de azahar resbalan
por los cristales del tiempo.
En el compás de El Salvador,
rampa de niñez y de sueños,
con mis abuelos y mis padres,
con mis hermanos mayores,
volveré a ser aquel
con candor y sin certezas.
6 comentarios:
Volvamos, Julio, aunque sea de forma incierta. Un abrazo, amigo. Precioso... ya sabes que a mí esa rampa me pierde.
Yo no sé donde se pierde Alejandro,lo que sí se es que como siempre me templas el corazón.
Abrazos de ida y vuelta bien repartidos.
Desde el cristal del tiempo, una madre extiende su mano y acaricia
el recuerdo
Benditas no-certezas de aquella infancia.
Muy tierno. Un abrazo, hermano
muy bueno julio, pero sueltanos alguna pistilla para el examen del jueves anda
Gran poema pero realmente creo que la infancia se puede continuar siendo adultos ya como decía Jesús: seamos niños, seamos buenos.
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