No soy de aquellos que sirven
a la aventura inmoral de lo pedestre.
Tampoco hay evidencias que me vinculen
con las prácticas místicas o contemplativas:
solo sé (bueno, sé alguna cosa más)
que me sigo despertando
con la misma tristeza de cuando era niño,
y salto de la cama
como un loco
a fumarme un cigarro y comerme cuatro naranjas
(cinco serían gula, creo).
Homenaje Isobárico a Antonio Burgos
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¿Estáis puestas, isobaras del Mar del Norte, borrascas del Cabo de San
Vicente, calimas del Magreb que dejáis sobre las túnicas de los nazarenos
la aren...
Hace 12 horas
1 comentario:
Me identifico con todo eso que cuentas y con la manera de contarlo. Y tus finales me gustan mucho.
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