Aun conocedor de su destino, el hombre pequeño que vive en la lata de Coca-cola lucha desesperadamente para no caer en las fauces del gigante de dientes amarillos que se la está empinando (la lata): detesta el olor a nicotina.
EL ALMA DE LA MÚSICA
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*Recuerdo, por ejemplo, de la época de mis primeros años de juventud,
que un día nuestra cocinera, con lágrimas en los ojos, irrumpió en la
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Hace 4 horas