Con un deshidratado canotier,
signo inequívoco de quiebra
del vodevil de la vida.
Con una corbata de rayas
azulonas y grises
y un pañuelo rojo
con topos verdes,
pasea decadente
bajo el sol anciano de
la tarde (obsérvese la billante hipálage).
Ha mirado el reloj,
ya son las siete,
hora de alcohol y humo en el casino...
Oh, no, humo no...eso era antes.
Abstinencia (y no solo de los bajos), muerte en vida.
Argos
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La muerte del perro Argos en el canto XVII de la Odisea me conmueve más que
cualquier otra en el ciclo homérico.
*Así éstos conversaban. Y un perro que e...
Hace 3 días