viernes, 2 de octubre de 2009

Malaquías, el maestro

El viejo maestro de pelo verde
-Malaquías de nombre y Job de paciencia-
te enseñó las primeras letras
entre escudillas de magdalenas migadas
y paseos por un recreo otoñal
que era un parque público
con un estanque de cuatro peces moribundos,
varios patos a punto de jubilar,
y un guarda amable y malencarado
que te enseñó, entre gritos y quebrantos
que hay que respetar a quien te encuentres, que la vida
vale más que unos viejos pantalones…
Un día metiste un gol
y se te saltaron las lágrimas.
Hoy día tu cole es un supermercado.

7 comentarios:

Capitán dijo...

Don Julio, le veo hecho un chaval. Por cierto, en ese supremercado, ¿venden vida, o la vida se vende fuera para pagar los pantalones dentro?

Un abrazo

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Juventud, divino juego que añoro.

Julio, muy bueno.

Me gusta mucho el final y su escalofrío.

Rosna dijo...

La magía de su juventud querido sensei Julio san esta en su alma .
Precioso poema , la vida es al final ....un teatro
Buena semana !!!
Rosna

Julio dijo...

Teatro vital, Rosna.
Abrazos sevillanos.

Julio dijo...

Escalofrío realista, don Javier.
Un abrazo.

Julio dijo...

Es un Más, Capitán, un Más...

Sombras Chinescas dijo...

¡Menuda fecundidad la suya! Sus últimos textos tienen un sabor agridulce, y la vivida intensidad con la que contemplan el mundo los niños.

Saludos.