¡Salve, vieja guardia de Corps
con caballos de plastilina!
Entre la pluma y la espada,
el silencio alquilado;
entre el silencio y el suelo,
las sucias cuadras italianas.
Como lacayo, Gerión
(por aquello de sus dos cabezas)
y como mamporrero, Dante,
nuestra tropa avanza
en soledad hacia el Tártaro:
La Serenísima quedó atrás.
El Gran Canal, lleno de grafitis submarinos
y lágrimas de látex,
nos despide llorando.
No tenemos pasta para el Vaporetto.
Yahueniya
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No sé si aparecerá este libro en las listas del año, pero sí debería
aparecer en las listas del siglo XX.
Definida como la Ajmatova bielorrusa, acaso par...
Hace 1 semana

1 comentario:
Sí, amigo, hubo dos días, hubo dos. Poesía y verdad I y II. Un fuerte abrazo.
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