jueves, 30 de enero de 2014

El día en que JMJ se tornó antipoeta

¡Salve, vieja guardia de Corps
con caballos de plastilina!
Entre la pluma y la espada,
el silencio alquilado;
entre el silencio y el suelo,
las sucias cuadras italianas.
Como lacayo, Gerión
(por aquello de sus dos cabezas)
y como mamporrero, Dante,
nuestra tropa avanza
en soledad hacia el Tártaro:
La Serenísima quedó atrás.
El Gran Canal, lleno de grafitis submarinos
y lágrimas de látex,
nos despide llorando.
No tenemos pasta para el Vaporetto.