Con un deshidratado canotier,
signo inequívoco de quiebra
del vodevil de la vida.
Con una corbata de rayas
azulonas y grises
y un pañuelo rojo
con topos verdes,
pasea decadente
bajo el sol anciano de
la tarde (obsérvese la billante hipálage).
Ha mirado el reloj,
ya son las siete,
hora de alcohol y humo en el casino...
Oh, no, humo no...eso era antes.
Abstinencia (y no solo de los bajos), muerte en vida.
Homenaje Isobárico a Antonio Burgos
-
¿Estáis puestas, isobaras del Mar del Norte, borrascas del Cabo de San
Vicente, calimas del Magreb que dejáis sobre las túnicas de los nazarenos
la aren...
Hace 3 horas