No soy de aquellos que sirven
a la aventura inmoral de lo pedestre.
Tampoco hay evidencias que me vinculen
con las prácticas místicas o contemplativas:
solo sé (bueno, sé alguna cosa más)
que me sigo despertando
con la misma tristeza de cuando era niño,
y salto de la cama
como un loco
a fumarme un cigarro y comerme cuatro naranjas
(cinco serían gula, creo).
Cardo de oro
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Este cardo con sus flores de oro en mitad del yermo, imagen de lo que somos.
Seres abandonados en el desierto del tiempo con corazas de espinas que, de
p...
Hace 2 días
1 comentario:
Me identifico con todo eso que cuentas y con la manera de contarlo. Y tus finales me gustan mucho.
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