Con un deshidratado canotier,
signo inequívoco de quiebra
del vodevil de la vida.
Con una corbata de rayas
azulonas y grises
y un pañuelo rojo
con topos verdes,
pasea decadente
bajo el sol anciano de
la tarde (obsérvese la billante hipálage).
Ha mirado el reloj,
ya son las siete,
hora de alcohol y humo en el casino...
Oh, no, humo no...eso era antes.
Abstinencia (y no solo de los bajos), muerte en vida.
LOS TRES SUEÑOS DE LOS REYES
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*Para los que sueñan *
*con la magia del mundo*
Cuentan las lenguas dignas de fe que los tres sabios de Oriente,
cansados del largo vi...
Hace 5 horas
