En estos tiempos, el entramado de las relaciones paterno-filiares ha dado un giro tangencial: cuando los ahora cuarentones éramos tiernos infantes, nos parecía digno de admiración y presunción que nuestro padre jugase muy bien al fútbol o supiese mucho de automóviles. Pero a los chavales de ahora eso les trae al pairo. Un padre actual, si quiere desempeñar su papel de manera gloriosa, ha de ser un monstruo de las nuevas tecnologías; debe manejar con soltura programas informáticos, proponer o realizar descargas cibernéticas y avezarse en las esferas computacionales. Además, tiene que estar familiarizado con el mp3, mp4, 3G, bluetooth...Si no, se convierte rápidamente en un carca trasnochado que no suscita el interés de sus hijos. Cómo han cambiado las cosas...
De la muerte (I)
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No temo a mi muerte; temo a la muerte, y no la vi venir.
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Creímos que el amor era para siempre, pero nunca pensamos que lo rompería
la muerte de uno ...
Hace 3 días